«Quien tiene una razón para vivir, acabará por encontrar el cómo»

Los prisioneros 119.104 y 466/64 fueron despojados de todo: pertenencias, familia, amigos. Se quedaron con «una existencia literalmente desnuda». Todo lo que había representado sus vidas hasta ese momento cambió en un instante. Sin embargo, donde muchos se hundieron, se rindieron y desaparecieron, Viktor y Nelson vivieron intensamente su experiencia aferrándose a un «sentido de la vida» muy especial que les llevó a sobrevivir a lo imposible, a cumplir con sus objetivos, a conseguir su Propósito, el Significado de su existencia.

Nosotros, el resto de los mortales, sufrimos retos y situaciones complicadas en nuestras vidas, pero difícilmente comparables a las suyas. Lo que Viktor Frankl y Nelson Mandela nos han enseñado es que encontrando un Propósito y, lo más importante, eligiendo la Actitud ante las situaciones que nos vamos encontrando, conseguiremos dar sentido a nuestra vida y lograr nuestros objetivos.

Viktor Frankl

Viktor Frankl nació en Viena, en una familia de origen judío. Estudió medicina en la Universidad de Viena y se especializó en neurología y psiquiatría. Practicó la psiquiatría de forma privada y en los hospitales vieneses. Se casó en 1941 y diez meses después fue deportado, junto con toda su familia, al campo de concentración de Theresienstadt. En 1944 fue trasladado a Auschwitz y posteriormente a Kaufering y Türkheim. Sus padres, su esposa, su hermano y su cuñada fueron exterminados. Sólo sobrevivieron Viktor y su hermana. Trabajó en universidades en Viena y Estados Unidos hasta su muerte en 1997.

«Me encontraba sólo con mi existencia literalmente desnuda” dice Frankl, despojado de sus seres queridos, de su profesión, de sus pacientes, de su hogar, de todas sus pertenencias. Le quitaron el manuscrito de su obra que estaba a punto de publicar y que había escondido en el forro de su abrigo. Su vida anterior había desaparecido en ese momento y… surgió un nuevo significado, un nuevo propósito: ¡Sobrevivir!. Vivió esos dos años y medio como el prisionero 119.104. Comía solamente un plato de caldo aguado y una pequeña ración de pan al día. Trabajaba largas jornadas en duras actividades físicas, mal abrigado en el intenso frío invernal. Sufrió todas las carencias imaginables, presenciando cómo lo peor del ser humano ordenaba y ejecutaba atrocidades, y observó el sufrimiento, la enfermedad y la muerte día tras día.

Durante ese tiempo, y basado en esas experiencias tan terribles, concibió el libro: «El hombre en busca de sentido». En él nos enseña como la actitud ante las dificultades es tan importante para superarlas. Impresiona pensar que ha sido escrito de las experiencias vividas en circunstancias tan especiales, en lugar de tratarse de un estudio realizado desde una cómoda cátedra de universidad:

«Quien tiene una razón para vivir, acabará por encontrar el cómo»

«Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento»

«El hombre se autorrealiza en la misma medida en que se compromete al cumplimiento del sentido de su vida»

«No hay nada en el mundo que capacite tanto a una persona para sobreponerse a las dificultades externas y a las limitaciones internas, como la consciencia de tener una tarea en la vida»

«La mejor forma de conseguir la realización personal es dedicarse a metas desinteresadas»

«La vida exige a todo individuo una contribución y depende del individuo descubrir en qué consiste»

«El hombre que no ha pasado por circunstancias adversas, realmente no se conoce bien»

«Vive como si ya estuvieras viviendo por segunda vez y como si la primera vez ya hubieras obrado tan desacertadamente como ahora estás a punto de obrar»

«Las ruinas son a menudo las que abren las ventanas para ver el cielo.»

«Cuando no podemos cambiar la situación a la que nos enfrentamos, el reto consiste en cambiarnos a nosotros mismos»

«La felicidad es como una mariposa. Cuanto más la persigues, más huye. Pero si vuelves la atención hacia otras cosas, ella viene y suavemente se posa en tu hombro. La felicidad no es una posada en el camino, sino una forma de caminar por la vida.»

Nelson Mandela

Nelson Mandela fue detenido a los 44 años y se pasó en prisión ¡¡27 años de su vida!! hasta los 79 años. Además, estamos hablando de un regimen penitenciario muy especial donde realizaba trabajos forzados en una cantera de cal. Las condiciones de reclusión eran muy rigurosas. Los prisioneros fueron segregados por raza y los negros recibían menos raciones. Los presos políticos eran separados de los delincuentes comunes y tenían menos privilegios. Mandela, como prisionero del grupo más bajo de la clasificación, sólo tenía permitido recibir una visita y una carta cada seis meses. Las cartas, si llegaban, eran a menudo retrasadas durante largos períodos y leídas por los censores de la prisión. Su celda era de 2×3 metros con una pequeña mesita de noche donde sólo había una taza y un plato. El pequeño cubículo estaba decorado únicamente por una manta doblada en una esquina y un pequeño bidón. En él pasaba la mayor parte del tiempo, del que sólo salía para realizar los trabajos forzados.

Es admirable pensar que, cuando fue liberado en 1990 después de tantos años en esa situación, su energía, su convicción y el sentido de su misión en la vida, no habia cambiado nada desde que entrase en prisión en 1962. Mandela mantuvo, durante sus 27 años, intacto el propósito de su vida. Él consideraba que su misión era liberar a Sudáfrica del apperheid y mantenerlo en prision no era una victoria para sus enemigos.

Como en el caso de Viktor Frankl, Mandela eligió una Actitud frente a su situación y nunca perdió la dignidad. Su abogado lo recordaba así:

«En una visita, lo trajeron a la sala donde nos reuníamos con los presos. Llegó escoltado por dos guardias delante, dos a cada lado y dos detrás. Lo increíble de Mandela es que nunca se comportó como un prisionero. Caminaba con la frente en alto y era él quien marcaba el paso a los escoltas. Cuando llegó me dijo en broma: George, permíteme que te presente a mi guardia de honor. Al menos uno de los policías no pudo esconder una sonrisa».

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3 respuestas a «Quien tiene una razón para vivir, acabará por encontrar el cómo»

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  2. Pedro dijo:

    Impresionante ! La verdad que es admirable la actitud. Buen post, juntando estas dos personalidades. Gracias.
    Tienes un Blog muy interesante.

  3. pedro dijo:

    la verdad es q es un berraco felicitaciooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooonnnnnnnnnnnnnnnnneeeeeeeeeeeeeeeeessssssssssssssssss .mua

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